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¿Por qué es necesaria una escuela técnica de guitarrería?Construir guitarras es más que un arte
El estudio de la construcción de guitarras queda muy limitado si se considera esta actividad sólo como un arte, una artesanía, un oficio tradicional o un trabajo intuitivo que escapa al conocimiento científico y tecnológico. Muchos creen que construir guitarras consiste en juntar sus partes, casi todas de madera, para que el resultado sea óptimo desde los puntos de vista estético y acústico. Algunos limitan aún más su opinión sobre este oficio y consideran que debe ser realizado necesariamente siguiendo procedimientos antiguos o tradicionales. Con esta visión de la guitarrería como una
especie de 'carpintería fina tradicional' se producen tres grandes carencias: El estudio completo de la guitarrería debe abarcar todas las técnicas, conocimientos y procedimientos aplicables a la construcción de guitarras, muchos de los cuales son similares a los de otros objetos. La guitarra es un instrumento cuyo propósito es producir sonidos de gran precisión y por ello, la base de su diseño y construcción es la acústica (ciencia que estudia el sonido). La guitarrería debe verse como la especialidad en la guitarra de una ingeniería de instrumentos músicos. Como toda ingeniería, se desarrolla de forma óptima cuando los conocimientos aplicados en el diseño y fabricación han sido adquiridos con rigor científico, y cuando son especialistas quienes aplican los procedimientos y las técnicas de fabricación que se han demostrado más eficaces. En definitiva, la guitarrería debe participar de los avances científicos (conocimiento), técnicos (método) y tecnológicos (herramientas). Así pues, las guitarras son objetos, más o menos decorados, al servicio de una disciplina artística, que es la música. Una guitarra no es un objeto decorativo y, por tanto, su función principal no es estética, ni su producción puede ser considerada sólo como un arte (que busca la estética), una artesanía (habilidad manual) o una tradición (que sigue métodos antiguos). La guitarrería como profesión con reconocimiento oficial
Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de las actividades humanas, en muy pocos países puede encontrarse algún programa, escuela o curso oficial que ordene y regule los conocimientos sobre el diseño y construcción de guitarras y oriente a los futuros profesionales. En España, cuna de la guitarra y país con mayor tradición en la construcción de este instrumento, la profesión de guitarrero no ha sido incorporada en los catálogos profesionales hasta 2011, por lo que ningún centro educativo oficial, público o privado, ha podido organizar estudios de estas materias. En otras palabras, uno puede ejercer de guitarrero, pero no puede serlo con reconocimiento oficial porque, por mucha experiencia que haya acumulado, no puede tener ningún título que le acredite como conocedor de esta profesión. Es sólo el 'mercado' quien determina la calidad del profesional y esto hace posible que un auténtico virtuoso de la guitarrería pueda no tener el reconocimiento y prestigio que merece por no haber logrado dar a conocer adecuadamente su trabajo, o que cualquier neófito pueda intentar promocionarse como gran maestro y, quizás, lograrlo sin merecerlo. La formación de los guitarreros en el pasado y presente
Todavía hoy, la forma más habitual de aprender a construir guitarras es la misma que en la Edad Media, cuando la enseñanza estaba controlada por los gremios profesionales. Este antiguo método basado en la repetición, la prueba y error, el mantenimiento de 'secretos', etc. requiere muchos años de experiencia para lograr un mínimo de aprendizaje. Las actuales asociaciones profesionales, como sindicatos, colegios profesionales, cámaras de comercio, cofradías, asociaciones obreras, etc., mantienen algunas de las atribuciones de los antiguos gremios (que fueron abolidos en la primera mitad del s. XIX), pero han perdido, en favor de la libertad de industria y del libre mercado, su capacidad de regular y controlar la cantidad, calidad y precio de los productos. También han perdido, en favor de las instituciones educativas, el control sobre el número y calificación de profesionales. Como en el caso de algún otro oficio menestral, la guitarrería ha sobrevivido sin ningún tipo de control, olvidada por las instituciones académicas. Por una parte, el sistema pedagógico habitual sigue un procedimiento que apenas ha avanzado en siglos. Basándose en la repetición de fórmulas y procedimientos, que son desvelados lentamente al aprendiz y mantenidos en secreto hacia el exterior, el aprendizaje es fundamentalmente práctico y se realiza por imitación y repetición. Los conocimientos y técnicas evolucionan poco y cuando lo hacen es por prueba y error. Por otra parte, al contrario de lo que ocurría siglos atrás, los maestros actuales lo son por autoproclamación y no tienen poder para expedir un título o reconocimiento que acredite que lo aprendido por sus alumnos es suficiente para desenvolverse en el oficio. Esto, unido al hecho de que los futuros profesionales no aspiran a trabajar en un equipo donde se les vaya a exigir esa titulación o un nivel demostrable de conocimientos y destrezas, sino que la mayoría acabará trabajando por cuenta propia, hace que no demanden más conocimiento que el mínimo para poder empezar. Y así, la mayor parte de la formación tutelada que puede encontrarse es de muy corta duración; en muchos casos de sólo unos días o semanas. La peor consecuencia de este método tradicional de transmisión de conocimientos -existencia de 'secretos de oficio', cortísima duración de los cursillos y aprendizaje por repetición- es que aunque el periodo de iniciación aparenta ser corto, en la práctica se alarga excesivamente y se prolonga de manera innecesaria durante muchos años. Y así, resulta que se hace cierta la opinión generalizada de que 'para hacer buenas guitarras se requiere toda una vida de experiencia'. Cuando, en realidad, no hay motivos para que las enseñanzas relacionadas con la construcción de guitarras no puedan aprovechar las ventajas de otros métodos pedagógicos más modernos, como los que preparan a los profesionales de la construcción de cualquier otro tipo de objeto. El futuro de la enseñanza de la guitarrería en EspañaCon la incorporación en 2011 de la construcción de guitarras al catálogo de profesiones reconocidas en España, los centros de formación profesional podrían empezar a prepararse para ofrecer estos estudios en su programación futura y, dentro de unos años, podrían salir de sus aulas y talleres los primeros titulados guitarreros. Pero nada de esto ha sucedido, y parece bastante improbable mientras la construcción de guitarras permanezca incluida como una profesión de la familia de las artes y artesanías, junto a la joyería, la cerámica o la escenografía, en lugar de aparecer con otros estudios más técnicos o más relacionados con la madera, donde habría encajado mejor. [Ver Construir guitarras es más que un arte] Además, como en la elaboración del plan de estudios se han copiado los métodos gremiales de aprendizaje y evaluación, centrados casi exclusivamente en practicar las habilidades manuales necesarias para desarrollar los aspectos estéticos, los únicos centros de formación profesional que podrían interesarse en ofrecer estos estudios relacionados con la construcción de guitarras son algunos de los que ya están especializados en artes y artesanías. Por tanto, no parece que la mera inclusión en el catálogo oficial de profesiones pueda ayudar a mejorar el horizonte y la evolución de la guitarrería como profesión, sino todo lo contrario. Porque en un momento, tras siglos de olvido por las autoridades académicas y laborales, en que muchos creen que hacer guitarras es sólo cuestión de interés y entretenimiento, donde cualquiera cree poder desenvolverse con sólo unos días de tutela o la lectura de algún manual, la forma en que se ha incluido esta profesión en el catálogo supone la inmovilización oficial de la perspectiva en la que ha venido derivando y con la que se plantean la grandísima mayoría de los cursos de construcción de guitarras ya existentes. Y qué dice la Unión EuropeaLos requisitos para ejercer una profesión por cuenta propia o ajena se determinan en cada país y, por tanto, puede haber algunas diferencias. En algunos casos, se puede exigir una titulación académica y en otros ésta pueda ser sustituida por un reconocimiento de la experiencia profesional. De acuerdo con la Directiva 2005/36/EC del 7 de septiembre de 2005, para poder ser reconocido en un estado miembro de la UE como profesional de la fabricación y reparación de instrumentos musicales, cuando no se posea un título académico oficialmente aceptado y cuando esta titulación pueda ser sustituida por un reconocimiento de la experiencia profesional, es necesario (aunque puede no ser suficiente) demostrar que, en el periodo de los últimos diez años, se ha cumplido legalmente alguno de los siguientes supuestos (2):
(2) No basta con haber cumplido esas condiciones, sino que se necesitan documentos con los que poder probarlo. Debe haberse cumplido en algún país miembro de la UE. Dichas condiciones no se consideran cumplidas si no se han satisfecho todos los requerimientos legales durante su ejercicio. Por ejemplo, no se tendría en cuenta la experiencia adquirida por un guitarrero que no ha cotizado adecuadamente a la Seguridad Social, aunque pueda probar su actividad con facturas y catálogos o incluso con algún premio o reconocimiento oficial. (3) De momento, esta condición no es posible haberla adquirido en España, pues no han existido estudios oficiales relacionados con la construcción o reparación de instrumentos de música. Escuelas y cursos actuales sobre construcción de guitarras
Es muy baja la probabilidad de adquirir los conocimientos y experiencia entrando como aprendiz o trabajando por cuenta ajena en alguno de los talleres de construcción de guitarras, debido a su escasez y reducido tamaño. A día de hoy, la inmensa mayoría de estos medios sólo contemplan los aspectos más elementales del aprendizaje necesario y se hacen eco de las múltiples inexactitudes y mitos que circulan permanentemente entre aficionados y profesionales. La formación conseguida con estos sistemas suele resultar muy básica y excesivamente larga, limitándose sus objetivos casi exclusivamente a adquirir algunas de las destrezas manuales necesarias para ensamblar el instrumento sin grandes defectos estéticos. En algunos países de Europa y América existen estudios oficiales, universitarios o de formación profesional, relacionados con el diseño, construcción, reparación o conservación de distintos instrumentos musicales. En otros, la situación académica no es muy distinta a la de España, donde sólo pueden encontrarse estudios no regulados, y pocos. En cualquier caso, en la mayoría de los países, la profesión sí tiene mayor reconocimiento y apoyo oficial. Hemos elaborado una tabla comparativa de los cursos ofrecidos por escuelas y talleres de construcción de guitarras en todo el mundo.
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